lunes, 24 de mayo de 2010

LO MARAVILLOSO DE TENER UN NIÑO ESPECIAL

La educación especial ¿Un reto?



La Fundación el Triangulo es un espacio educativo y humano que ofrece atención especializada a personas con síndrome de Down, retardo mental y autismo.



Según Andrés Maldonado, esposo de la presidenta de la fundación, el lugar se creó hace 20 años, con el propósito de ser una institución auto sustentable, que cubra el ciclo de vida para niños, jóvenes y adultos con necesidades especiales.



“Mi hijo Andrés fue el primer alumno de la institución. Ahora, a sus 27 años, es asistente de secundaria” dice Maldonado. “Al principio, fue una experiencia muy dura, fue una frustración, en ese momento no sabíamos cómo manejar este problema, luego felizmente se mejoro la situación”.



La educación de este lugar es personal, asistida, individualizada. Hay casi tantos profesores como niños. Para un aula de cuatro niños se necesitan dos profesoras y un asistente.



Para Soledad Vela, coordinadora pedagógica, es fácil organizar cada proyecto para los niños. Si Las profesoras colaboran mucho, las cosas fluyen y se dan. “La relación de alumnos con maestros es muy buena, las profesoras son buenas y dulces con sus alumnos”, asegura Soledad.



Para cumplir con los proyectos educativos, se tiene un equipo multidisciplinario, que ayuda a los niños a desarrollar sus actividades escolares.



Realizan actividades como: psicología, terapia de lenguaje, terapia canina, danza, teatro y música, entre otras.






Niños especiales ¿Padres Especiales?



María Paula, es hija de Paola, nació un 29 de enero de 1999. Para Paola, la llegada de su hija lleno su casa de alegría y sonrisas. Su nacimiento la convirtió en una mamá especial, bendecida por Dios.



“No ha sido fácil, pero ha sido maravilloso. Jamás habría imaginado que podía amar con tanta pasión y entrega.



Hasta el día de hoy, hemos caminado juntas por 7 años y 8 meses, contando los días en que pateaba mi vientre desde el interior y sus dos hermanitos jugaban haciéndole cosquillitas desde afuera, esperando llenarla de amor y ternura.



María Paula es alegre, pura sonrisas, valiente desde sus primeros días de vida. Emprendedora y luchadora. Ella me ha enseñado a vivir apasionadamente en cada pequeño detalle que emprende. Es amada y se deja querer con mucha facilidad. Hiperactiva, a veces obstinada, sabe exactamente lo que quiere”, asegura Paola.



El futuro de la fundación



Gabriela Bauz, coordinadora de secundaria, se preocupa por brindar consultoría, asesoramiento y capacitación en el campo de la educación especial.



“La secundaria implica un trabajo más fuerte en horario y estricto por aéreas. Se emplea el taller de manualidades, taller de chocolates: en donde se trabaja y se entrena en el área laboral a los alumnos”, dice Gabriela.



Creen en una educación con amor, los niños son muy sensibles a las áreas emocionales. Gaby asegura que la única forma para que los niños aprendan es el amor, ellos se abren con las profesoras que les muestran afecto y de esta manera logran que los alumnos tengan una buena disposición para aprender.



Tatiana Herrera, profesora de estimulación temprana, cree que es muy importante la relación que se crea entre alumno-profesora.



“Trabajar con estos chicos me ha hecho mejor persona. Puedo aprender de su alegría, de su creatividad, en fin son chicos únicos que tienen mucho que enseñarnos sobre la vida”.

¿Qué opinan los alumnos sobre su escuela?



Miguel, estudiante de cuarto curso, es uno de los chicos que más rápido ha avanzado. Tiene muy buenas calificaciones y todas las profesoras lo aprecian.



“Me gusta mi lugar, me gusta estar con mi profesora y con mis amigos. La actividad que más me gusta es la música, toco la batería, mi profesora favorita es Gabriela Dauz”, dice Miguel.



Andrés Maldonado, fue el primer alumno de la fundación el triángulo. Sus padres siempre lo han amado y apoyado. Ahora es el asistente de la coordinadora de secundaria, Gabriela Bauz.



“Yo ayudo a Gaby en controlar los deberes, me gusta estar en este lugar porque es bonito y puedo jugar. Me gusta estar en la cocina y ayudar a servir a los niños, yo soy grande y yo les ayudo”, dice Andrés.



Para las profesoras:



“Andrés es una gran ayuda, los chicos se emocionan cuando lo ven a él revisando sus deberes. Muchas veces le prestan más atención a Andrés, él sabe cómo ganarse su cariño y afecto” dice Andrea, profesora de matemáticas.

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